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El camino sigiloso de Paula Shocron

La compositora argentina vuelve con una elocuente obra en la que su imaginario se cruza con la palabra y lo que florece a través de ella.

Por Oscar Adad

Cantamos para darnos aliento. Cantamos para espantar el miedo

Mónica Ojeda

Acompañar el trabajo de la compositora argentina Paula Shocron es casi que andar a través de un bosque durante la noche: la belleza del sonido y la naturaleza toma otra dimensión. Con poco más de veinte años de compartir su búsqueda tan personal a través de lo sonoro, lo corporal, lo visual y la libertad de lo indeterminado, Paula vuelve con El camino sigiloso (2024), una elocuente obra en donde su imaginario se cruza con la palabra y lo que florece a través de ella.

“En la pandemia escribí muchísimo —cuenta—. Tenía un cuadernito y escribía desde sueños, situaciones, flasheaba cosas. A veces escribía más en tono de poema, pero nunca teniendo una finalidad en sí. Solo por escribir. Y en 2022 empecé a mirar esos textos y me resonaban cosas: me imaginaba escenas, situaciones visuales. De hecho, la primera idea que se me ocurrió, fue hacer algo más audiovisual, pero decidí embarcarme en lo sonoro. Pero siempre estuvo esa relación de los textos con escenas, con paisajes o con situaciones más cinematográficas”.

Fue así que esos pasajes escritos durante la pandemia, se convirtieron en la semilla de El camino sigiloso, un amplio trabajo que tomó el matiz de una película imaginaria contada a través del sonido: 6 escenas donde cohabita la música, el diseño sonoro, la palabra y las grabaciones de campo, acompañada de un fanzine con dibujos de Frana Zabala.

— Con el tiempo te has ido abriendo a una búsqueda que atraviesa diferentes disciplinas. ¿Cómo lo vives en un mundo donde se tiende a encasillarlo todo?

De manera confusa. A veces lo padezco un poco. ¿Qué estilo es? Porque es un híbrido entre música contemporánea, clásica, canción, improvisación, un poco de jazz, no sé. Paisaje sonoro digo también, aparecen las grabaciones de campo. Es complejo. Este último trabajo, cuando lo tuve que inscribir en las plataformas, puse canción experimental, porque el hecho de que haya texto me pareció que estaba bueno que tenga un vínculo con la canción. Pero no es una canción convencional, tiene otro contexto y también la voz hablada es diferente.

— Ya que hablas de la canción y que este álbum tiene cierta relación con ella ¿Qué es lo que aprecias en una canción?

Creo que la canción lo que hace es direccionar todo en un lugar super contundente. Durante la pandemia escuché mucho a Regina Spector, sobre todo sus primeros trabajos y noté muy fuertemente la relación que establecía entre la palabra y la música, lo cual volvía la palabra más filosa, más fuerte. Después si escuchás a Laurie Anderson o también Patti Smith (en alguno de sus trabajos donde usa voz hablada) aparece más la poesía, y la música está más detrás, como paisaje. Pero siento que la canción delimita muy determinantemente el camino. 

— ¿Eso es lo que, digamos, se ve en ese trabajo? ¿Te ayudó a eso?

Al comienzo no sentí que lo estaba usando de ese modo, pero después, a medida que fui avanzando en el proceso, sí, me pasó completamente. Como que dije: claro, es que todas estas escenas me las sugieren los textos. O sea, yo construí una situación imaginaria a través de las palabras y eso me llevó a querer musicalizar. Es como si hubiese hecho un poco de cine, de música para cine sin tener la película.

— Cada vez es más evidente tu interés no solo en lo musical, sino en el sonido, tanto en el paisaje sonoro como en el diseño. ¿Qué te llevó a ello?

Yo creo que fue la necesidad de crear una imagen con lo sonoro. En los talleres que doy está muy presente la escucha, el deep listening, prestar atención a todo el espectro de sonidos que van entrando en el campo sonoro, que algunos son de fuentes muy cercanas y otros están mucho más lejos, y poder armar un mapa con eso. Yo creo que, si bien la orquestación propone un 3D, un espacio, creo que fui un poco más allá. Como crear la escena en 3D, que no sea simplemente la música en una línea, sino crear estos espacios que le dan esa tridimensión. Y de alguna manera creo que también me lo da el hecho de mirar, de prestarle atención a eso en todo lo que es películas, en el cine, a todo lo que es visual.

 Entonces la idea de imaginarme sonidos más cinematográficos fue el disparador que inició el proceso de post-producción, es decir, trabajar con las grabaciones ya realizadas y adicionar nuevos sonidos, tipo foleys, por ejemplo el sonido de una planta creciendo, o el sonido del viento o la lluvia. Algunos fueron sonidos reales y otros fueron inventados. Este proceso fue super experimental, en mi casa junto a Pablo, mi compañero, grabamos hojas secas, tierra, tierra con agua, los cuales después procesé tratando de visualizar las imágenes que quería hacer sonar. Después devino la necesidad de manipular la grabación de los instrumentos acústicos también, como en ‘Nosotras’ donde están presentes fragmentos de los otros tracks, como si fuesen recuerdos de todo lo que ya ocurrió. Es decir, el sonido en todo su proceso fue, además de los textos, una especie de guión que al final le dio coherencia al trabajo completo.

— Este trabajo se desarrolla en dos momentos muy impactantes: por un lado, la pandemia; por otro, la llegada de Javier Milei a la presidencia de Argentina. ¿Para ti como artista qué significa crear en este tipo de contextos tan convulsos?

Siento que crear en este momento es una terapia, como una especie de resguardo. Mucho de lo que está pasando afuera es una provocación y busca debilitar, quebrar. Siento que el hecho de cerrar un poco la puerta y decir bueno, tranquila, esto es una provocación, quieren que estemos rotas, rotos, rotes…porque así es fácil hacer cosas, cuando tenés una sociedad rota, quebrada.

Entonces, los procesos creativos es algo de lo que me aferro completamente en este momento, porque es lo que me permite poder cerrar la puerta y decir, hay cosas para hacer en otro plano. Yo no voy a salir a pelearme con el presidente porque yo voy a perder, no me va a servir. Pero sí puedo generar mis propios contextos. De hecho, pasaron muchas cosas, muchas obras, colaboraciones en las que estuve este año (2024) que no venían pasando antes. Y eso también se dio, creo, por esta necesidad de cerrar la puerta y de poder sanarnos, por lo menos en este plano.

Y la pandemia también fue otra situación muy fuerte. Muchos textos fueron compuestos entre 2020 y 2021, o sea, estaba en plena pandemia. Entonces, hay algo en los textos que refleja parte de ese momento que también funcionaba como un poco de cerrar la puerta y decir, bueno, estoy viva, estoy acá, puedo pensar, puedo escribir, no dejarse invadir por el terror que corría por todos lados. Y la música a la vez fue compuesta ya un poco en este final de la pandemia y al principio de todo esto que se está armando ahora, que no sabemos bien qué es, que es algo nuevo, que es algo que nos agota. Volviendo a tu pregunta, creo que las creaciones se dan un poco como respuesta a estos contextos, que en este caso estuvieron uno detrás de otro. 

— ¿Podrías decir que quizás se haya profundizado tu deseo de crear?

Sí, yo creo que se profundizó. Es como que en el medio de la crisis no hay tiempo de sostener eso que no es sincero. Entonces yo creo que lo que sí ocurre es que hay mucho sinceramiento con el proceso creativo, queda lo más cercano, lo que más tenés ahí.

Finalmente, Paula, El camino sigiloso, ¿qué tan sigiloso fue para ti?

Yo creo que hay una gran contradicción. Pero por un lado, sí, me llevó dos años hacer esto. Hay algo que fue como mucho el paso a paso, sin saber mucho a dónde iba. Pero bueno, también el camino sigiloso es la primera frase de Neurosis’, que es el track donde yo estoy en una especie como de estallido mental, o sea, nada tiene de sigiloso, hay algo de contradictorio, de juego de palabras también ahí. Pero sí hubo un caminar a través del proceso, donde al principio no había una dirección tan concreta y se fueron dando las direcciones a medida que fui avanzando. Como te decía, pensaba que iba a ser algo más audiovisual, de repente no, de repente los foleys, de repente las capas, de repente yo hago la postproducción. Todo eso se fue dando y decidiendo a lo largo del camino y no fue al comienzo la planificación completa del trabajo. Tampoco sabía que iba a llevarme dos años. Y finalmente, acá está

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