María Valencia es saxofonista y clarinetista bogotana graduada de la carrera de estudios musicales de la Universidad Javeriana, Maestra en Artes Plásticas Electrónicas y del Tiempo de la Universidad de Los Andes y miembro activo desde 2004 del colectivo La Distritofónica.
Su oficio ha estado encaminado a la producción discográfica y a la creación artística en grupos como El Sexteto la Constelación de Colombia, Asdrúbal, Palanca, MULA, Meridian Brothers, La Resbalosa, Mirlitorrinco, Vien-Tox y Tortuga Alada.
Ha desarrollado su exploración como compositora e improvisadora, participado en diversos festivales nacionales e internacionales y obtenido diferentes premios y reconocimientos por parte del Ministerio de Cultura de Colombia, IDARTES, UNESCO y La Universidad de Rosario. Actualmente, además de su labor como intérprete y compositora, se desempeña como docente de la Universidad del Rosario, y está a cargo de la gestión y dirección del Festival Distritofonico.
– ¿Cómo has vivido el confinamiento?
En casa, tranquila; pero pasando por varios estados, con etapas en las que no tengo muchas ganas de hacer cosas, y otras en las que me animo a hacer actividades varias.
En Bogotá, el confinamiento empezó el 20 de marzo, en principio un “simulacro”, pero al finalizar ese fin de semana se anunció el confinamiento obligatorio.
Me hace falta salir, en especial por los toques en vivo, no logro conectarme con el streaming. Para mí es fundamental tocar con los amigos e ir a conciertos.
– ¿Qué consecuencias te ha traído?
Este hecho me ha llevado a revalorar el papel de la música en vivo, es decir, yo siempre he tratado de ir a conciertos, me gusta ir a distintos escenarios y tratar de escuchar distintos tipos de música. Disfruto mucho tocar en vivo y la interacción con la gente para mí es fundamental. Ahora que esto no existe, y no sabemos durante cuánto tiempo se mantenga esta situación, me preocupa sentir que todo se vaya a secar, que la euforia de la sensación de la música en vivo se seque después de esto.
– ¿Qué papel consideras que tiene la música en esta crisis?
Fundamental para mí escuchar música y crear. Aunque no ha sido fácil concentrarme en la creación, estar todo el tiempo confinada hace que esté muy dispersa. Sin embargo, he pasado por varias etapas y estados. Entonces, ahora que han pasado casi dos meses de encierro, he tenido momentos en que sí me he podido conectar con la creación, he hecho algunas exploraciones, pequeños registros de audio y hasta descubrí un nuevo instrumento, todavía no tiene nombre, es un híbrido.
– Estuviste en una residencia en Francia e hiciste algunos conciertos en Europa cuando iniciaba la pandemia. ¿Cómo fue esa experiencia, qué fue lo que alcanzaste a realizar al volver a Bogotá y qué proyectos importantes ya no lograste?
Sí, estuve un poco más de un mes haciendo una residencia artística en Le Pérsicope Lyon, a través de una beca de creación que gané con IDARTES (Instituto Distrital de Artes de Bogotá). Fue una experiencia increíble porque además de estar en Lyon y tener un espacio dedicado únicamente a la creación, ensayos y colaboraciones, tuve la oportunidad de hacer una pequeña gira de cinco fechas en Escandinavia e Italia. Compartí con muchos músicos y tuve la fortuna de toparme con grandes personas y músicos increíbles.
Y fue muy loco porque allá el tema del COVID no se tomaba en serio, incluso la gente hacía chistes al respecto. Creo que nadie se imaginaba lo que se nos venía encima. Cuando llegué a Italia me tomaron la temperatura al entrar al país y en ese momento no entendía lo que pasaba -afortunadamente no tenía fiebre-, y tuve la fortuna de salir antes de que llegara fuerte el asunto. Lo mismo me pasó con la salida de Francia y el regreso a Colombia.
Regresé a Bogotá la primera semana de marzo y claro que venía cargada de energía y con muchas ganas de hacer cosas. En esos días empezó el festival del XII cumpleaños de Matik- Matik y alcanzamos a hacer algunos de los conciertos. Afortunadamente, pude tocar con Tortuga Alada (dueto con la chelista argentina Violeta García), y con Asteoridea (trío con el músico colombiano Ricardo Arias y Violeta García). También alcanzó a tocar el dúo Gustafsson/Kurzmann, El Ombligo con The Young Mothers, y Carmelo Torres y Los Toscos. Nombro estos conciertos porque para mí fueron los más apoteósicos de este cumpleaños de Matik, se sentía una efervescencia especial en el ambiente.
Alcanzamos a hacer una grabación en conjunto Asteoridea, Mats Gustafsson -músico que admiro mucho y es un referente esencial para mí- y Christof Kurzmann, a quien conocí en esta oportunidad y resultó un ser increíble.
El 20 de marzo debía viajar a Canadá para hacer otra residencia artística en el centro BANFF y obviamente eso no sucedió, pero pasará en algún momento. Tal vez está bueno dejar descansar la residencia de Le Périscope e ir renovada a la de BANFF.
Creo que esa recarga de energía con la que venía me ayudó y me ha ayudado mucho a tener algún tipo de esperanza en que en un futuro, espero no sea muy lejano, podamos volver a los escenarios en vivo y a encontrarnos con los amigos.
– ¿Cuáles consideras que son los principales problemáticas que enfrentará la comunidad de músicos independientes en este situación inédita en el mundo? ¿Cómo resolverlas? ¿Cómo abordarlas?
Volver a la música en vivo, reactivar todo lo que ha parado durante este tiempo va a ser bastante difícil, tomará tiempo y puede ser complicado que la gente tome el riesgo de volver a salir y estar en eventos masivos. Creo que esto afecta la música en vivo y a los músicos en todos los niveles, y no únicamente en la escena independiente.
Supongo que tomando el tiempo que sea necesario y aprendiendo a perder el miedo, seguir creyendo en la vuelta. Finalmente, en la escena en la que yo me muevo siempre ha sido un poco así: creyendo. Despacio, pero firmes en que las cosas se pueden hacer.
– ¿Qué papel juega la tecnología en el confinamiento? ¿Se reduce a hacer streaming?
La verdad no sabría muy bien responder a esta pregunta. Por mi lado, estoy un poco saturada de ver tanta actividad virtual diariamente. No logro conectarme con el streaming, me cuesta concentrarme en ese sentido, me disperso mucho, no lo disfruto como público y me parece raro eso de filmarme tocando. Prefiero entenderlo más como el hecho de encontrar música nueva, pero no necesariamente todos los días. Como dije antes, a mí me hace mucha falta la música en vivo.
Por ahora no tengo ganas de hacer conciertos ni videos en línea y, de verdad, espero que nuestro destino como músicos no quede ligado únicamente a ello. Supongo que si nos dejan encerrados para siempre y no podemos volver a encontrarnos en espacios masivos, de alguna manera tendré que acostumbrarme o reinventar y replantear muchas cosas, pero por ahora no me interesa.
Por otro lado, como este semestre iba a estar por fuera de la ciudad varios meses, ajusté y proyecté mi vida para dictar únicamente una clase online en la Universidad. En ese sentido -contrario de los conciertos por streaming- este tema no me ha dado duro porque es una clase virtual que ya tenía organizada desde el año pasado y los contenidos están montados en una plataforma, entonces el trabajo fue planeado desde mucho antes.
¿Qué opinas de la gran cantidad de contenidos gratis online que se están liberando tanto de grandes consorcios -como el Festival de Montreux- hasta los artistas independientes desde sus casas? ¿Consideras que el músico independiente de una u otra forma está contribuyendo a precarizar su trabajo aún más?
Eso de la precarización de los músicos independientes en este asunto es todo un tema, porque, por un lado, siempre he sido partidaria de que es importante que la música circule. Pero si ahora ni siquiera vamos a poder tocar en vivo, pensar en que todos los contenidos se liberen de forma gratuita me parece todo un tema complejo y dual. Igual con la música que yo hago tampoco es que haya un gran flujo de dinero en la red y menos a través de las plataformas digitales.
– ¿Cuáles consideras que sean las lecciones que habría que tomar de esta crisis?
Tal vez repensar en el afán de la productividad, de lo que nos han hecho creer que es válido. Del hecho de estar creando y produciendo todo el tiempo…pero cuando pase la crisis puede que todo vuelva a ser como antes y que finalmente al cabo de un tiempo todos hayamos olvidado este gesto de repensarnos y el mismo orden nos vuelva a consumir…No lo sé. Por el momento, prefiero pensar en el hoy y creo que esta pregunta se podría responder nuevamente y tal vez desde otra óptica un tiempo después de que pase la crisis.
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